Blindados contra el cáncer con la vitamina D

Poco faltó para que alucinara cuando leí lo que les voy a narrar… y lo más sorprendente es que pocas personas, incluyendo médicos, conocen estos datos. Yo también los desconocía hasta hace muy poco.

La mayor parte de la gente no sabe que la vitamina D tiene propiedades anticancerígenas. Pero a la luz de nuevos hallazgos, la dosis necesaria para proveer protección contra el cáncer es muy diferente a la recomendada.

A mediados del año pasado publiqué una columna donde resumí la situación con la vitamina D y el cáncer. La conclusión fue que tanto en hombres como en mujeres, reduce el riesgo de desarrollar linfoma y mejora los resultados del tratamiento del cáncer de colon avanzado, aunque no se logró establecer un efecto sobre el cáncer de mama. Desde entonces para acá han surgido varias nuevas investigaciones que les voy a resumir.

El nivel de vitamina D en sangre definido como “suficiente” es de entre 20 a 50 nanogramos por mililitro en sangre, que se abrevia ng/ml. ¿Suficiente para qué? Es el nivel recomendable para evitar la osteoporosis, pero ¿cuál es el necesario para proteger contra el cáncer?

Empecemos por el cáncer de mama. En 1992 se diseñó un estudio prospectivo con más de 36,000 mujeres para determinar si la incidencia de cáncer de colon y de mama disminuía en aquellas personas que tomaban 400 unidades de vitamina D y 1,000 mg de calcio. A la mitad de las mujeres se les trató con esos suplementos y a la otra mitad con un placebo inerte. El estudio no logró identificar una disminución en la incidencia del cáncer de colon ni del seno. La dosis de 400 unidades diarias usadas en ese estudio hoy día se sabe que es demasiado baja.

Pero otro estudio riguroso y prospectivo, proveniente de la Universidad de Nebraska y publicado en 2007, demostró una reducción en todos los tipos de cáncer en aquellas mujeres que tomaron 1,100 unidades diarias de vitamina D con calcio, comparadas con las que no recibieron ese tratamiento. A pesar de que esa dosis de vitamina D no es muy alta, a partir de un año se pudo observar que el nivel en sangre subió desde los 29 ng/ml que tenían antes de empezar el tratamiento, hasta 38, un aumento importante. Cabe preguntarse entonces: ¿38 ng/ml de vitamina D en sangre es el nivel ideal para evitar el cáncer?

El año pasado, los mismos investigadores publicaron otro estudio realizado con más de 2,000 mujeres, a la mitad de las cuales se les administró 2,000 unidades de vitamina D por día. De nuevo, se demostró que las mujeres que recibieron vitamina D tuvieron una incidencia más baja de cáncer pero no tanto como en el estudio anterior.

Los investigadores, aún no contentos con los resultados, hicieron otra investigación, esta vez retrospectiva, y se enfocaron en evaluar la relación entre el nivel de vitamina D en sangre y la incidencia de cáncer de mama en mujeres que se habían tratado en los estudios ya citados. Para esa investigación se estudiaron 5,038 mujeres. Dividieron los casos en cuatro grupos de acuerdo con su nivel de vitamina D en sangre. ¿Y adivinen qué? A mayor nivel de vitamina D, menor la frecuencia del cáncer. La correlación fue sumamente impresionante y extraordinaria… al punto que aquellas que alcanzaron un nivel mayor de 60 ng/ml tuvieron una frecuencia de cáncer de mama 80% más baja que las que tenían un nivel de menos de 20. Todavía más importante es el hecho de que había una disminución de cáncer consistente y cada vez más pronunciada con cada incremento en nivel. En otro estudio, recién publicado en el Journal of National Cancer Institute, encontraron una tendencia muy similar. A medida que el nivel de vitamina D en sangre aumentaba, el riesgo de cáncer de colon disminuía. ¿Y por qué es importante esto último? Porque sugiere que esta relación no es fortuita o accidental, sino que es real y robusta. También sugiere que, con gran probabilidad, esta relación es causal y no casual.

En términos concretos, esto significa que si comparamos a 1,000 mujeres cuyo nivel de vitamina D es “suficiente” (20-50 ng/ml) con 1,000 mujeres cuyo nivel es de 60 ng/ml o más, a 18 de cada mil mujeres con nivel “suficiente” les daría cáncer de seno en los siguientes 4 años, mientras que solo 5 de las que tienen niveles de más de 60 ng/ml padecerían cáncer de mama. Esto es a solo 4 años, pero si proyectamos esos datos a largo plazo, la diferencia sería muchísimo más dramática. Veamos.

En los Estados Unidos, 12 de cada 100 mujeres padecerán cáncer de mama en algún momento de su vida. Esto equivale a casi 19 millones de mujeres estadounidenses. El siguiente cálculo asume que el administrar vitamina D protege del cáncer de mama. Si les subimos el nivel de vitamina D a 60 ng/ml, podemos evitarle el cáncer de mama a más de 13 millones de mujeres. No me gusta usar términos hiperbólicos cuando hablo de ciencia, pero no encuentro otra palabra más adecuada que espectacular para describir esto.

Debo hacer la salvedad, sin embargo, que en otro estudio de Nueva Zelanda, recién publicado, no se observó diferencia alguna en la frecuencia de cáncer en aquellos casos que se les administró vitamina D comparados con los que recibieron un placebo inerte. Pero en ese estudio administraron la vitamina D en una dosis alta en intervalos mensuales en vez de diariamente. Hoy día se reconoce que esa dosificación mensual no es eficaz.

Los datos sugieren que el nivel de vitamina D en sangre, de entre 20 y 50 ng/ml, que es lo que consideramos “suficiente”, realmente es insuficiente para prevenir el cáncer y debemos aspirar a un nivel entre 60 y 100 ng/ml. Para lograr ese nivel, habría que ingerir una dosis de vitamina D mucho más alta que las 400 unidades que se toman rutinariamente. La dosis debe ser de 4,000 unidades diarias. ¿Y cuánto cuesta esto?: 13 centavos por día.

Claro que, antes de ingerir esa dosis, es importante primero que su médico coteje los niveles de vitamina D y calcio en sangre para asegurarse que este último no esté elevado, porque la vitamina D puede elevarlo a niveles arriesgados.

Y volviendo a mi pregunta inicial: ¿por qué razón pocos conocemos estos datos? ¿Será porque nuestro sistema de salud no le presta mucha atención a la prevención, o será porque a 13 centavos diarios no se justifica un vigoroso marketing? La contestación correcta: “all of the above”.

Nos quejamos de los costos astronómicos de la quimioterapia, pero de solo pensar que con 13 centavos diarios, si mis proyecciones se cumplen, nos podemos ahorrar miles de millones de dólares en estos tratamientos, es escalofriante.

Y una cosa más. Si todavía el gobierno no ha encontrado un buen uso para ese polémico, lujoso y doblemente blindado automóvil que compraron por $245,000, les ofrezco una idea. ¿Qué tal si me lo prestan para ayudarme a enfrentar la ira de los manufactureros de quimioterapias? Y si de paso pueden añadir un chaleco antibalas, les quedaré eternamente agradecido.

Tomado de: https://elnuevodia.com

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