Más cánceres de próstata pero mayor supervivencia

Cáncer de próstata

Vivir más años conlleva afrontar todo lo que el envejecimiento de nuestras células puede traer consigo. Por ejemplo, cáncer de próstata. «Si viviéramos 100 años, todos los hombres acabaríamos desarrollando este cáncer», señala el doctor Joan Palou, director del servicio de Urología de la Fundació Puigvert.

La próstata es una glándula que forma parte del aparato urogenital masculino. En su interior se produce el líquido prostático que forma parte del semen. Está situada bajo la vejiga urinaria y frente al recto, rodeando como si fuera un collar una parte del tubo urinario que conduce la orina desde la vejiga hasta su eliminación a través del pene. Según afirma Palou, «no se sabe concretamente si las células de la próstata se alteran por causas intracelulares u hormonales, existen diferentes teorías sobre ello, pero con la edad aumenta la incidencia del cáncer de próstata». El 70% de esta tipología de cáncer se produce en personas mayores de 60 años. Se calcula que uno de cada seis hombres podría desarrollar un cáncer de próstata a lo largo de su vida. Pero a los cinco años la supervivencia es del 84%.

Esta enfermedad oncológica ocupa el primer lugar en incidencia y el tercero en mortalidad entre los hombres. Según datos del Departament de Salut, el pasado año en Catalunya se diagnosticaron 8.030 nuevos casos, cifra que representa el 22% de todos los nuevos casos de los cuatro cánceres más frecuentes entre hombres, que fueron globalmente 36.500: próstata (22%), colon (16%), recto (15%) y pulmón (9%).

Síntomas y controles

Los problemas urinarios como serían la dificultad para miccionar -la expulsión de la orina-, tener que orinar muy frecuentemente o con presencia de sangre en la orina son algunos de los síntomas que podrían llevar a pensar en un cáncer de próstata. Cualquier anomalía en esta glándula puede interferir tanto en la función urinaria como en la eyaculación y función reproductiva.

«A partir de los 45 o 50 años, si se empieza a tener problemas urinarios, normalmente son secundarios al crecimiento de la próstata [hiperplasia prostática benigna, HPB]», explica Palou. Ese agrandamiento de la próstata, de carácter benigno, es uno de los principales problemas de la glándula prostática vinculados a los problemas urinarios, junto con la infección de orina con inflamación de la próstata y el propio cáncer. «Otra manera de debutar del cáncer puede ser ya con metástasis, pero es algo muy extraño y, en tal caso, los síntomas serían dolor de huesos, principalmente», puntualiza el urólogo.

Una de las características del cáncer de próstata que lo diferencia de otros tipos de cáncer es que el desarrollo de los tumores en él es muy lento. «Si a los 75 años, el cáncer no ha dado ningún síntoma, como su crecimiento es muy lento, antes que pudiera hacer metástasis pasarán muchos años, y el paciente morirá antes de otra cosa y no del cáncer de próstata», expone el experto.

Pero, en caso de antecedentes familiares, sea por parte de padre, abuelo o hermanos, se recomienda, a partir de los 40 años, realizar las pruebas de cribaje. Si no hay antecedentes en la familia, es a partir de los 50 años cuando se recomienda hacer las pruebas. De los 45 o 50 hasta los 70 o 75.

Diagnóstico y tratamiento

Según explica el responsable de Urología de la Fundació Puigvert, «una vez se localiza el cáncer, se tipifica y se calcula el grado de mala intención de las células». Esto se hace siguiendo la escala de Gleason, que establece los grados de agresión del tumor. Se hace el estudio de extensión para ver cuál es la zona afectada por las células malignas, si solo interfiere en la glándula prostática o si ha rebasado este contenedor y ha diseminado también sobre los ganglios linfáticos y en los huesos. En función de la propagación y de la edad del paciente, se decide el tratamiento.

Existen diferentes tipos de cirugía. La cirugía de próstata abierta puede realizarse para extraer totalmente la glándula prostática y también las vesículas seminales. Otra cirugía, menos invasiva, es la laparoscópica y la actual más frecuente, que en la Fundació Puigvert se lleva a cabo desde hace ya una decena de años es la cirugía robótica, una intervención con imagen de todo el proceso en 3D. “El resultado oncológico es el mismo”, precisa el Dr. Palou. Pero los resultados funcionales de continencia y potencia sexual tienden a ser mucho más satisfactorios con la utilización de la robótica.

De todos modos, tal como precisa el especialista en urología, la intervención en todos los casos de cáncer de próstata incluye también un estudio andrológico para mesurar la función sexual previa y posterior a la operación. Tanto la preservación del semen y la recuperación de la función sexual se tienen igualmente en cuenta en el conjunto del estudio que se realiza al paciente.

Protocolos ante las primeras sospechas

Incontinencia, dificultades para orinar, o hacerlo con sangre, pero también dolor en la zona pélvica o durante la eyaculación son síntomas que alertan de alguna anomalía. Para descartar si se deben a un cáncer de próstata, se debe acudir al médico, que realizará un tacto rectal y una analítica de sangre para comprobar el nivel de antígeno prostático específico (PSA). Esta sustancia se produce en la próstata y es la encargada de evitar coágulos seminales, ayuda al líquido seminal a conducir fluidamente los espermatozoides. Cuando este antígeno traspasa a la sangre en una cantidad superior a la normal, se convierte en un indicador de posible cáncer de próstata. Análisis de orina, ecografía y finalmente una biopsia son parte del estudio que determinará si lo es. Según datos de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), en España el cáncer de próstata ha pasado de una incidencia estimada estandarizada de 28,01 casos de cada 100.000 personas, en el 1993, a 70,22 (también sobre 100.000), en el 2010. El pasado año (2018) hubo 31.728 nuevos casos, es decir 139 por cada 100.000 hombres.

Salvaguardar la función sexual

Entre los efectos secundarios de una intervención en caso de cáncer de próstata se encuentran la incontinencia urinaria y la impotencia sexual. La incontinencia, por lo general, irá desapareciendo tras el paso de los días después de la intervención. En el caso de la disminución de la potencia sexual, la disfunción eréctil y dificultad para expulsar el semen estarán condicionadas por el grado de afectación del tumor y los límites físicos marcados en la operación que se ha realizado. Si era un tumor muy localizado que no afectaba a los nervios que contextualizan la próstata, estos, los nervios erectores encargados de facilitar la erección del pene, la función sexual no se verá afectada. En caso de haber tenido que eliminar también estos nervios, el tratamiento del cáncer comprende también la recuperación en todo lo posible de la erección. Incluso contemplando la posibilidad, si es necesario, de una prótesis de pene. Las intervenciones quirúrgicas, que son cada vez menos invasivas, contribuyen a una mejor y más rápida recuperación tanto de la función urinaria como de la sexual.

Hiperplasia prostática benigna

El agrandamiento de la próstata es una afectación benigna muy común. «La presencia de las hormonas sexuales andrógenas se relaciona con los dos picos más importantes de ese crecimiento: la pubertad, y entre los 40 y los 50 años», explica el médico adjunto especialista en Urología del Hospital Vall d’Hebron, José Placer. «Más de la mitad de hombres mayores de 50 años presentan síntomas urinarios de agrandamiento de próstata», añade. A un 30% de los pacientes con crecimiento prostático se les opera. Según el tamaño que presente la próstata, se elije la técnica de vaciado. Hoy el láser sustituye a la cirugía abierta, “una endoscopia transuretral que disminuye mucho el riesgo de sangrado y la estancia en el hospital y encamado», dice Placer. El láser ofrece diferentes opciones. Una, la evaporización, accede a la próstata por la uretra y con luz láser verde se vaporiza el tejido llevando a ebullición el agua de las células que al convertirse en vapor desaparecen. Otra más laboriosa es la enucleación: cortes minúsculos con laser de olmio en la materia de la próstata que, triturada, se extrae.

Tomado de: https://www.elperiodico.com

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